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miércoles, 22 de julio de 2009

Al teclado, un elemento subversivo.

Hola amigos!
Aquí ando, de nuevo con unos días libres, ya que como leéis arriba soy un elemento subversivo y me han suspendido 14 días sin empleo y sueldo...
La verdad es que más que elemento subversivo, me considero más un elemento imbécil, y más simple que el asa de un cubo.
Me habéis leido hablar de mi oficina, y de los problemas que había, y me habéis leido defender a mi jefe, como llevo haciéndolo casi cuatro años. He seguido defendiéndole aún viendo que me estaba puteando (no pienso buscar otra palabra para definirlo, porque es la adecuada) hasta tal punto de decirle a mi marido que no sabía si estaba ya esquizofrénica perdida o padecía del síndrome de estocolmo...
En fin, el caso es que el viernes, por tercera vez, le quise pedir explicaciones de porqué me había cambiado de puesto de trabajo (bajando mi sueldo en unos 200 euros mínimo, sin la intención siquiera de que me volviera a poner en el mismo puesto, si no simplemente para saber la razón, ya que me había dado dos explicaciones y ninguna de las dos me parecía válida. El caso es que este "señor", con el que he comido varias veces, y he salido de copas y de conciertos, y que me consideraba "algo más que una empleada", se puso a pegarme voces, diciéndome que a ver si me enteraba de que en esta oficina se hacía lo que a él le salía de los cojones, y que si no me gustaba me buscara otra cosa. Después de una relación de amistad, podéis imaginar como me quedó el cuerpo, así que al ver que sólo iba a recibir voces, y que no me quería escuchar, di la conversación por terminada y volvimos a entrar en la oficina.
Cuando volví a sentarme en mi sitio, volví a levantarme y fui hacia él para decirle que lo que me había dicho en el pasillo, hiciera el favor de ponérmelo por escrito. El me contestó, de malas maneras, que si quería que me escribiera que yo había sido contratada para tal tarea, y que si no me gustaba que me fuera, y yo le dije que no, que que lo que me había dicho de los cojones, y me fui a mi sitio.
El caso es que a las tres de la tarde, cuando ya estaba fichando todo el mundo para irse, viene hacia mi con la carta de suspensión de empleo y sueldo. Fue tal mi no sé, dejémoslo en cabreo, que no quise ni leerla ni cojerla. Sólo quería salir de allí para no llorar en la oficina.
El lunes tuve que volver a por ella, porque en CCOO me dijeron que era importantísimo que la llevara, y la verdad que cuando fui a recogerla y la leí antes de firmarla (como no conforme, por supuesto) no sabía que hacer, si reir o llorar, porque nada de lo que pone en la carta es verdad.
En CCOO parece que lo ven bastante claro, y parece que lo peor que puede salir del juicio es que me reduzcan la sanción a 2 ó 3 días, ya que sin haber tenido nunca en toda mi vida laboral una sanción, ésta es excesiva, y que me lo tome como unas vacaciones. Y mira que lo intento, pero no hago más que pensar en el día que me tenga que incorporar, las caras que voy a tener que aguantar, y la verdad es que si no me apetecía ya antes, imagináos ahora...
Mi marido claro está totalmente de mi parte, y me apoya plenamente, no hace más que decirme que esa carta es una coacción y un abuso de autoridad. Pero a mi lo que más me fastidia no es el abuso de autoridad, son muchos años trabajando y quizá a eso esté acostumbrada, lo que más me duele es el "abuso de confianza" y eso ni si puede denunciar ni se puede indemnizar.
Bueno, pues esperando la carta de la citación estoy... seguiré informando.