Vivo en un pueblo pequeño de unos 1000 habitantes más o menos, no llevo todavía dos años aquí por lo que aún me estoy haciendo al tema, cosa difícil si se piensa que pasa una más de 10 horas fuera de casa… (¿Qué tal la vida en el pueblo? Me preguntan… ja)
La cosa es que cuando una pasa más tiempo en casa, a parte de las vacaciones claro, es cuando enferma, y yo llevo un tiempo de baja, así que voy a comprar el pan, y sobretodo a la consulta del médico, que es donde realmente se conoce al paisanaje… a no ser que haya excursión del IMSERSO, que entonces la sala de espera está vacía, no hay nadie enfermo (que yo sepa la última excursión fue a Salamanca, no a Lourdes, no vaya nadie a pensar en milagros).
La cuestión es que ayer, yo tenía que ir a ponerme una banderi… ejem, inyección así que me encamino feliz y contenta (no es para menos) al consultorio médico. Dejar claro también ese dato, es un consultorio médico, no un centro de salud ni nada más importante, sino un servicio que se crea en el pueblo para evitar que sobretodo gente mayor, con falta de movilidad se tuviera que desplazar a otro pueblo más grande.
Volvamos al asunto, llego ayer a la consulta y está apunto de estallar una mini guerra civil entre los (¿15? ¿20?) ocupantes de la sala de espera y la pobre ATS que es la que se está comiendo todo el marrón. Resulta que nuestra doctora, la titular, ha pedido el día libre, y la doctora que tenía que venir a sustituirla ha tenido un accidente y no puede venir.
En ese momento la ATS (que tiene el cielo ganado, os lo digo yo) que no tiene bastante con tenernos que ver el trasero algunos, está tratando de explicar que el médico que ha encontrado que puede venir, primeramente tiene que terminar de atender su consulta, y que cuando haya terminado VENDRA.
También explica, que aunque en la puerta hay un cartelito que pone que sólo iba a haber consulta de 11 a 13 horas (son las 12) la cosa es que son dos horas de consulta, o hasta que el pobre médico que viene y no sabe donde se mete, termine con la gente que haya. Mientras tanto, lógicamente mientras ella se dedica a discutir con la parroquia y a explicar algo que tampoco es que tenga demasiada dificultad, se le va acumulando el trabajo, lo que genera más protestas.
La ATS entra en su sala y la discusión continúa. Hay un señor que suelta una famosa frase, que cada vez que la oigo tiemblo, hay que agarrarse de los pelos del pecho y atarse los machos: ¡Puedo protestar porque “
vivo en un país democrático”! Al loro, porque después de esta afirmación, siempre queda bastante claro que la persona que la ha hecho es la que vive en el país democrático, ya que no pasan muchos segundos antes de que mande callar a alguien que no tiene razón para discutir con él ni para tener una opinión propia. Bonito país democrático, pienso yo, pero bastante malita voy ya como para meterme en una discusión con un demócrata de los de toda la vida.
Entre tanto, el tiempo pasa, el médico viene, la consulta empieza, pero eso sí todos los que llevan protestando porque llevan toda la mañana allí, y que por tanto han oído las explicaciones de la ATS, se ocupan de informar a todo el que llegue de nuevo que la ATS es un callo, que la señora que ha discutido con el demócrata es imbécil, que la doctora no está, que la otra se ha roto una pierna (¿?) y que “a ver si te atienden, que ya ves lo que pone ahí, sólo hay consulta hasta las 13 horas”.
En fin, salí tarde, no pude comprar el pan, la panadera obviamente me ha pedido hoy explicaciones después de preguntarme si me había pinchado ya, y preguntarme por la suegra, la cuñada, los niños y los gatos… y por fin he podido llegar a casa, no me puedo quejar, ha sido menos duro que ayer. Pero esta baja promete ser larga, seguro que saco por ahí más cosas que contar.
