Buenas gente, ayer no escribí nada, pero es que para mi ayer no era un lunes normal, era un "megalunes". Un día trabajando y terminé hasta el moño. Y hoy, hoy... ufff si escribiera todo lo que pasa por mi cabeza. Hasta las narices del Jefe, que pese a todo es el mejor de todos (quién me lo iba a decir a mi), de las compañeras (Dios, es que no hay nadie normal en la oficina!) y hasta las narices del ¡conserje del edificio!
Aquí el buen hombre, después de haber contado un malogrado chiste que reproduzco con vergüenza ajena: El buen señor (por llamarle de alguna manera, aunque no merezca el calificativo) pregunta a uno de los pocos miembros del genero masculino de la oficina, que en qué se parecen las mujeres del parquet, ya respuesta es (redoble de tambores, por favor) que después de pasarte años dándolas cera, uno termina acuchillándolas. A partir de ese dia, naturalmente se ganó el cariño instantáneo de todo el mundo, sobretodo de la mayoría de la plantilla que representamos las mujeres.
Bueno, antes de que yo me diera de baja, cada hora salíamos a fumar al descansillo que hay en el piso de la oficina (debo decir que es un edificio cochambroso, que en su día fue un centro comercial, creo, y que actualmente tiene unos cuantos locales ocupados, algún taller, una iglesia evangelista y nosotros, no sé si habrá alguna empresa más). Como en todos lados hay grupillos, así que salimos por separado. Puedo hablar de mi grupo, que sacábamos un cenicero, y la ceniza se echaba en el cenicero, el cigarro también se apagaba en él, y vuelta para adentro. De vez en cuando salía con nosotras alguna compañera más que no fuma, pero que aprovechaba para hacer estiramientos y tal (trabajamos un mínimo de 8 horas delante de un ordenador).
Pues cuando he vuelto de baja, resulta que el señor conserje se ha quejado de que se tiran las colillas al suelo, y ha decidido "prohibir" fumar en el descansillo y que tenesmos que salir a a la calle (cosa que no puede hacer, porque sólo está prohibido fumar en edificios públicos). Y entonces el jefe, que curiosamente está dejando de fumar, ha decidido que salgamos sólo a las 9 de la mañana (entramos a las 7 a trabajar y tenemos descanso a las 11) y luego otra vez a las 13 horas (salimos a las 15).
Yo quemadita que iba ya, me he dedicado a buscar información primero de seguridad e higiene en el trabajo, en las que se recomiendan pausas de 5 minutos a la hora, en gente que trabaja delante de pantallas de ordenador, que es nuestro caso, y sobre la ley antitabaco, para dejar copias dentro y fuera de la oficina y a ver qué pasa.
No sé si estallaré y la tendré con la encargada, que con su hija y sus cuñadas representan el segundo grupo que sale, y que son las que dejan todo perdido de mierda... cosa por la que curiosamente nos ha llamado la atención más de una vez a las demás, y una se puede callar y agachar la cabeza una, dos, e incluso tres veces, pero más no, que una es prudente, pero no gilipollas.
Bueno mañana os cuento si he formado una revolución en el trabajo o no...
